REFLUJO A VÍA AÉREA (RVA) ¿Cómo favorece la Terapia Respiratoria?
ASOCIACIÓN ENTRE EL REFLUJO
GASTROESOFÁGICO (RGE) Y LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS.
Recientes avances en la
comprensión de la fisiopatología del reflujo gastroesofágico (RGE) han creado
nuevas perspectivas en la relación entre el RGE y las enfermedades
respiratorias. Hasta la fecha, existen tres focos de atención sobre la relación
entre el RGE y la vía aérea superior e inferior. Primero, el desarrollo
evolutivo único del tracto aerodigestivo humano que predispone al RGE; segundo,
la composición del material del reflujo, no solamente ácido o líquido, sino
también no ácido o gaseoso con la presencia adicional de pepsina y sales
biliares y, tercero, el daño histológico que causa el material del reflujo en
el delicado epitelio respiratorio. En consecuencia, se produce el desarrollo de
una serie de manifestaciones clínicas relacionadas con sus efectos
inflamatorios sobre las vías aéreas alta y baja.
En esta revisión presentamos una
visión general sobre el trayecto que sigue el reflujo gástrico desde el
estómago hasta la vía aérea inferior. Preferimos el término sencillo de reflujo
a vía aérea (RVA) para describir este fenómeno. El RGE es el paso del contenido
gástrico hacia el esófago.
El contenido gástrico puede
continuar refluyendo a lo largo de todo el esófago hasta alcanzar la
laringofaringe, causando lo que se ha denominado reflujo laringofaríngeo (RLF).
El término reflujo extraesofágico resulta engorroso porque incluye toda el área
anatómica por encima del esófago.
Desde la faringe el reflujo puede llegar a la cavidad oral, cavidad nasal, los
senos paranasales e incluso el oído medio.
Cuando el material refluido atraviesa la laringe y alcanza la vía aérea
inferior ocurre lo que llamamos aspiración. La detección de pepsina y ácidos
biliares mediante el uso de pruebas enzimáticas en el material obtenido de
lavado broncoalveolar (LBA) ha permitido una confirmación objetiva de la
aspiración pulmonar asociada al RGE
¿Por qué
el reflujo a vía aérea?
Los humanos somos propensos al
reflujo y a la aspiración porque tenemos un desarrollo evolutivo particular.
Somos los únicos mamíferos genuinamente bípedos. En todos los demás vertebrados
existe un ángulo recto entre el esófago que se encuentra situado a lo largo de
la parte posterior del tórax y atraviesa el diafragma, y el estómago, que se
encuentra en posición vertical. Esta anatomía minimiza cualquier tendencia al
reflujo durante la apertura del esfínter esofágico inferior (EEI). Por el
contrario, el esófago humano desciende directamente hacia el estómago, pasando
desde la zona de presión baja en el tórax a una zona de presión más alta en la
cavidad abdominal. Aquí, la apertura del EEI predispone inmediatamente a
episodios de reflujo. De hecho, el diafragma crural tira del EEI hacia atrás
hasta formar una estructura en forma de J similar a la anatomía de otros
mamíferos. En consecuencia, la activación diafragmática, como por ejemplo
durante la fonación, precipita el reflujo. La disrupción física de esta
relación, como en el caso de una hernia hiatal puede producir un reflujo no
tratable. La segunda consecuencia importante de nuestra evolución es la
facultad del habla, que se produce gracias al descenso de la laringe durante la
infancia temprana. Esto interrumpe el mecanismo esfinteriano laríngeo al alejar
el paladar blando de los cartílagos aritenoides y la epiglotis. Lamentablemente
esta anatomía modificada es particularmente ineficaz a la hora de prevenir la
aspiración de reflujo y puede predisponernos a una serie de complicaciones
respiratorias relacionadas con el reflujo.
Existen tres mecanismos
potenciales para la presencia de síntomas extraesofágicos asociados al reflujo:
1) Irritación directa del
epitelio aéreo por parte del material de reflujo;
2) Hipersensibilidad de las vías
aferentes del reflejo de la tos que parten de la vía aérea, por el ácido del
reflujo, y
3) Un reflejo neuronal entre el
esófago y el tracto aéreo, Hasta
cincuenta episodios de reflujo desde el estómago hacia el esófago están dentro
de los límites fisiológicos normales, pero un solo evento de reflujo que llega
a la laringe-faringe podría ser suficiente para producir síntomas en la vía
aérea superior.
Enfermedad respiratoria y reflujo
a vía aérea
La tos puede provenir de
cualquier lugar dentro del territorio del nervio vago. Si el RGE es el
mecanismo primario en pacientes con tos crónica o es un mero factor agravante
que contribuye a un reflejo tusígeno anormalmente elevado, ha sido materia de
debate. Se ha demostrado la presencia de microaspiraciones en un número de
pacientes con reflujo y una variedad de desórdenes pulmonares que incluyen la
tos crónica y
se cree que el mecanismo es una pérdida de la mecanosensibilidad laríngea.
La probabilidad de asociación sintomática (PAS), es decir, la asociación
temporal cercana entre un evento de reflujo y un síntoma ha sido sugerida como
el algoritmo más fiable para establecer la asociación no aleatoria entre el RGE
y la tos.
Estudios de asociación sintomática han demostrado que el reflujo ácido leve o
no ácido es importante en la enfermedad respiratoria.
La mayoría de los estudios de monitorización de impedancia esofágica han
demostrado la ausencia de un incremento importante de eventos de reflujo en
pacientes con tos crónica en comparación con controles normales. Sin embargo,
Patterson et al sugirieron que los pacientes que tienen un PAS positivo en la
monitorización de impedancia podrían tener más episodios de reflujo que
sobrepasan el nivel del esfínter esofágico superior que aquellos pacientes con
un PAS negativo.
A la inversa, la tos crónica causada por cambios en el gradiente de presión
entre las cavidades abdominal y torácica durante la tos podría precipitar el
reflujo y conducir a un ciclo vicioso de tos y reflujo.
Manifestaciones clínicas
La ERGE se presenta con sensación
de pirosis y regurgitación como síntomas principales típicos. En contraste, los
síntomas de la vía aérea incluyen la ronquera, la tos crónica, la
expectoración, las sibilancias, el estridor, la disnea, la sensación de cuerpo
extraño, el carraspeo o aclaramiento de garganta y la disfonía. La reunión del
Grupo de Consenso de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico de Montreal del
año 2006 reconoció que la pirosis y la regurgitación son los síntomas comunes
de la enfermedad por reflujo típico. Sin embargo, también expusieron que las
manifestaciones de la ERGE incluyen síndromes esofágicos y extraesofágicos. El
síndrome de tos por reflujo, el síndrome de laringitis por reflujo y el
síndrome de asma por reflujo se designaron entre los síndromes extraesofágicos
con una asociación establecida con la ERGE.
La fisiopatología frecuentemente no depende del ácido y en consecuencia la
terapia con inhibidores de la bomba de protones puede ser inefectiva. El RGE
ocasiona tanto la ERGE como el RVA, aunque son dos enfermedades distintas.
La tos crónica y los síntomas
laríngeos son las manifestaciones más comunes del RVA y mientras que algunos de
estos pacientes también presentan pirosis y/o regurgitación, más de un tercio
de los pacientes con RGE experimentan manifestaciones respiratorias
exclusivamente.
Pruebas diagnósticas
Muchos pacientes tienen hallazgos
endoscópicos macroscópicos normales, de manera que la suma de una historia
clínica precisa sobre el RVA, y una respuesta terapéutica positiva son los
pilares del diagnóstico. Una prueba terapéutica prolongada con IBP en altas
dosis era considerada una prueba diagnóstica de primera línea en aquellos
pacientes con la sospecha de síntomas extraesofágicos relacionados con reflujo
en base a estudios de monitorización de pH con IBP en casos refractarios.
Sin embargo, no existe evidencia en ensayos controlados y los estudios no
controlados muestran resultados con datos de confusión por la respuesta al
placebo. Además, el valor diagnóstico de una prueba terapéutica con IBP ha sido
pobre incluso en pacientes con síntomas clásicos de ERGE,
y los estudios prolongados no son fiables debido a la ocurrencia de remisiones
espontáneas.
Tratamiento Medico
Las manifestaciones
extraesofágicas del reflujo generalmente se tratan mediante la combinación de
consejos higienicodietéticos (cambios en la dieta y modificaciones
conductuales) y la terapia medicamentosa. Datos recientes confirman que la
obesidad es un factor de riesgo bien establecido para el RGE.
Los alimentos y las bebidas que contienen cafeína deben ser evitados debido a
su actividad sobre los esfínteres esofágicos. Las bebidas carbonatadas producen
distensión gástrica, un estímulo poderoso para la ocurrencia de RTTEEI. Por
otro lado, el consumo de bebidas ácidas puede reactivar la pepsina cuando el
reflujo es débilmente ácido. La nicotina estimula la producción ácida y
precipita las RTTEEI, de manera que debería evitarse el fumar. Se aconseja
comer porciones más pequeñas de alimentos a lo largo del día en vez de
porciones grandes. Algunos pacientes también podrían beneficiarse de elevar el
cabecero de la cama para ayudar a prevenir el reflujo nocturno de contenido
gástrico.
La terapia con IBP es considerado
el pilar fundamental en el tratamiento farmacológico en todo el espectro del
RGE. Chang et al examinaron la base de datos Cochrane de pacientes con tos
relacionada con RGE y
concluyeron que se necesitan más estudios randomizados, controlados y de diseño
paralelo. Los ensayos con tratamientos empíricos con IBP como sugieren las
guías del American College of Chest Physicians (ACCP) y de la British
Thoracic Society (BTS) deberían
ser restringidos a aquellos pacientes con dispepsia significativa. La respuesta
de otros síntomas de vía aérea a la terapia antiácida oscila entre el 60 y el
98% en estudios no controlados,
resultados similares a aquellos hallados en la tos crónica. Los pacientes con
sospecha de RVA que no responden al tratamiento de supresión ácida suelen derivarse
a otras unidades para progresar con estudios diagnósticos. La
esofagogastroduodenoscopia tiene una sensibilidad muy baja en pacientes con tos
por reflujo.
La monitorización de 24 horas del
pH en sujetos asmáticos ha mostrado que hasta el 80% presenta un reflujo ácido
anormal.
El grupo Asthma Clinical Research Centers de la American Lung
Association estudió pacientes asmáticos con mal control sintomático que ya
recibían tratamiento con corticoides inhalados y que no presentaban los
síntomas típicos asociados al reflujo. No encontraron mejoría del control del
asma tras añadir una dosis de esomeprazol cada 12 horas durante 6 meses. En
este estudio aleatorizado, doble ciego, controlado, los pacientes fueron
sometidos a una monitorización ambulatoria de pH de 24 horas antes de iniciar
el tratamiento. Aproximadamente el 40% de los pacientes padecía un reflujo
ácido anormal, sin embargo no presentaron una tendencia de responder mejor a la
terapia con IBP que los pacientes con monitorizaciones normales del pH.
Los autores concluyeron erróneamente que el reflujo no era un problema
significativo en el asma de difícil control, cuando en realidad sus datos sólo
apoyan la idea de que el reflujo ácido no es importante. Las guías actuales
sugieren que un intento terapéutico con IBP es válido, sin embargo estos
resultados no demuestran una mejoría de los síntomas asmáticos.
Una situación similar ocurre en la laringitis por reflujo.
El reflujo en otras enfermedades
respiratorias
La aspiración de pequeñas
cantidades del contenido nasofaríngeo puede ocurrir en la mitad de adultos por
lo demás sanos, tal como lo demuestran estudios gamagráficos pulmonares.
En pacientes con síntomas respiratorios de etiología inexplicada, la manometría
esofágica y la monitorización de pH de 24 horas identificará a un subgrupo con
aspiraciones clínicamente significativas.
Estos pacientes sufren de una disfunción panesofágica motora que afecta las
tres barreras contra la aspiración: el esfínter esofágico inferior, el “mecanismo esofágico de bomba por peristaltismo” y el esfínter esofágico superior. A pesar de que no existen
datos específicos sobre el tema, los pacientes que padecen enfermedades
pulmonares avanzadas toleran peor los eventos aspirativos que los individuos
sanos. Los pacientes con EPOC exhiben una coordinación alterada del ciclo
respiratorio con la deglución. Una coordinación alterada de la
respiración-deglución podría incrementar el riesgo de aspiración en pacientes
con EPOC avanzado, pudiendo contribuir a las exacerbaciones.
Además estos pacientes podrían estar afectados adicionalmente por una ERGE y
presentar colonizaciones bacterianas secundarias
.
El RGE es común en pacientes con
asma y EPOC. El incremento en el trabajo respiratorio así como el aplanamiento
diafragmático y un incremento en la presión intraabdominal y en la presión
intratorácica negativa podrían facilitar el reflujo de contenido gástrico.
Además, la teofilina, los agonistas beta-2 y los corticoides orales pueden
disminuir el tono del esfínter esofágico inferior e incrementar el tiempo de
contacto esofágico con el ácido.
Conclusiones
El desplazamiento del contenido
gástrico y duodenal, desde el estómago a través del esófago hasta la
laringofaringe y las vías aéreas superior e inferior, puede conducir a
distintas entidades clínicas tales como la pirosis, la regurgitación, la
ronquera, la tos crónica, la sensación de cuerpo extraño en garganta, la
sinusitis, el broncospasmo y la disnea crónica. El escaso reconocimiento del
reflujo a vía aérea como la entidad clínica causante de estos síntomas continúa
siendo un problema mayor. La detección del reflujo a vía aérea mediante nuevas
técnicas tales como la determinación de la presencia de pepsina en las
secreciones respiratorias de la vía aérea o la existencia de sondas faríngeas
más sensibles ha abierto nuevas perspectivas. La investigación de los reflejos
neuronales esofagobronquiales es un área prometedora de investigación dado que
la inflamación neurogénica podría explicar el mecanismo de producción de
síntomas cuyo origen hasta la fecha sigue siendo desconocido. Recientes
estudios sugieren que el RGE juega un papel importante en la tos crónica, pero
el papel del reflujo en la laringitis crónica y el asma está menos claro y se
necesitan ensayos futuros para identificar el subgrupo de individuos con
síntomas de reflujo extraesofágico que podrían beneficiarse del tratamiento con
IBP, de otras modalidades farmacológicas con la RTTEEI como diana o del
tratamiento quirúrgico antirreflujo.
En los humanos, la anomalía
evolutiva en el tracto aerodigestivo favorece el tránsito del contenido
gástrico y duodenal fuera del estómago. Nuestra habilidad única de hablar nos
ha hecho propensos a la aspiración. Neumólogos, otorrinolaringólogos y
gastroenterólogos son cada vez más conscientes de la importancia
fisiopatológica y clínica, del eje ahorquillado que comunica el estómago y los
pulmones a través de la laringofaringe.
Terapia Respiratoria en Reflujo
de Vía Aérea RVA
Son nuestros pequeños enfermos
crónicos que necesitan una Terapia Respiratoria continua que, reciben
tratamiento de corticoterapia de fondo, broncodilatadores, motilium,
ranitidina, omeprazol, y que mejora su sintomatología clínica desde la primera
sesión, ejemplo la tos, la fatiga o los ingresos hospitalarios.
Si bien el Terapeuta Respiratorio
no puede actuar sobre el RGE, el conocimiento de la existencia de un reflujo
debe al menos animarle a adoptar la actuación terapéutica.
Si el reflujo no ha sido
diagnosticado:
El Terapeuta Respiratorio puede
sospechar de la existencia de RGE a través de la historia clínica del niño:
regurgitación, nauseas, vómito, irritabilidad sobretodo nocturna, halitosis y
si durante el tratamiento de un episodio de sibilancias y acumulación de
secreciones bronquiales aparecen los siguientes síntomas clínicos:
- Regurgitación frecuente durante las maniobras a pesar de respetar el tiempo en relación con la comida.
- Olor a ácido frecuente o persistente.
- Observación por la familia de una tos seca, que sobreviene sobre todo al final de la noche, aunque la valoración específica de la presencia de secreciones sea negativa.
- Aparición de algunas secreciones blancas y espumosas durante la sesión de tratamiento sin relación con la importancia de la tos descrita.
- Limpieza bronquial que se prolonga anormalmente fuera de un contexto patológico crónico, como la fibrosis quística o el asma.
En estos casos derivamos al niño
al servicio de Pediátrico anotando los signos clínicos más la historia clínica
detallada del niño.
Si el RGE ya está diagnosticado y
puesto el tratamiento médico cualquiera que sea este, es importante que las
sesiones de terapia respiratoria tengan lugar en ayunas, es decir, después de
un plazo de al menos 3 horas desde la última comida del niño.
Durante las maniobras elevamos el
cabecero 45-60º y se debe evitar la relajación brusca de la presión abdominal
al final de las maniobras de espiración lenta, SIEMPRE LENTAS, y expulsar el
moco por vía bucal.
¿Por qué debe hacerse un lavado
nasal?
Muchas personas con RGE,
tienen también síntomas nasales y de sinusitis. Las secreciones de la nariz y
los senos paranasales pueden empeorar patología de fondo, especialmente durante
la noche. Un lavado nasal con agua de sal, o irrigación nasal ayuda a aliviar
estos síntomas.
Un lavado nasal:
- Limpia la mucosidad de la nariz de manera que, los medicamentos pueden ser más efectivos
- Limpia los alérgenos, irritantes de la nariz como son los ácidos gástricos que contaminan esa zona
- Disminuye el edema nasal y la acumulación de gases en los senos paranasales.
¿Cuál es la técnica correcta para
el lavado nasal?
Antes de comenzar, lávese las
manos.
Prepare la mezcla para el lavado
nasal
El TR Preparara una solución
salina (agua con sal) mezcla fresca para cada lavado se usaran las 8 onzas
durante el lavado nasal; si no es así, 4 onzas serán suficientes. Si le sobra
mezcla, tírela y prepare una nueva cada vez.
Posición para el lavado nasal
Adultos y niños mayores – Inclínese
sobre el lavamanos con la cabeza hacia abajo.
Niños pequeños –
Si es posible, que el niño se incline sobre el lavamanos con la cabeza
hacia abajo. Un niño pequeño puede tener dificultades para cooperar con el
lavado nasal, y puede ser que usted necesite sujetarlo y ayudarle. Se le
mostrarán maneras de sujetar a un niño pequeño durante el lavado
nasal.
Para el lavado nasal
El TR le hablará sobre las
diferentes técnicas y cuál es la más apropiada para usted
Técnicas para adultos y
niños mayores
Método 1 -
Use una perilla de goma grande de las que se usan para los oídos, ésta
se puede comprar en la farmacia. Llene la perilla completamente con la mezcla
de agua y sal. Introduzca la punta de la perilla en un lado de la nariz y
apriete con su dedo la nariz para prevenir que la mezcla se salga. Suavemente
apriete la perilla varias veces para que la mezcla se mueva dentro de la nariz, suénese
la nariz suavemente. Repita este proceso en el otro lado de la nariz.
Método 2 - Use un Water PickâIrrigador de
Nariz con Punta Grossan â. Coloque la mezcla de sal en la parte de la reserva
del Water Pickâa la presión más baja posible. Introduzca
la punta en un lado de la nariz y permita que la mezcla salga por la
boca o, por el otro lado de la nariz. Suénese la nariz suavemente. Repita
este proceso por el otro lado de la nariz.
Método 3 - Use
sus manos con esta técnica. Coloque un poco de la mezcla de agua y
sal en la palma de su mano, luego aspire (inhale) la mezcla por la nariz, un
lado a la vez. Suénese la nariz suavemente. Esta técnica no es tan efectiva,
pero se puede usar algunas veces.
Técnica para bebés y
niños pequeños
Bebés - Se recomienda
usar un gotero o una inyectadora (sin la aguja) para hacerle un lavado nasal a
un bebé. Coloque 10-20 gotas de la mezcla de agua con sal en un lado de la
nariz del bebé. Use una perilla para sacar la mucosidad de la nariz de su bebé.
Repita este proceso en el otro lado de la nariz.
Técnica alterna para niños
pequeños - Para un niño pequeño, que puede sonar su nariz, pero que
no coopera con el método de la perilla, (método 1), puede comprar la mezcla de
sal en la farmacia, o puede usar una botella limpia de spray nasal y llenarla
con la mezcla que usted prepara cada vez para el lavado nasal. Este
método no es tan efectivo, pero es otra opción cuando no se puede usar el
método de la perilla. Use una botella plástica de spray limpia.
Apriete la mezcla en un lado
de la nariz del niño y que el niño se suene la nariz suavemente. Repita este
proceso en el otro lado de la nariz.
Con cualquiera de estas técnicas, la
mezcla se puede ir a la boca y dejar sabor a sal. Se puede enjuagar la
boca después de cada lavado si lo cree necesario.
Mantenga limpios los aparatos
Para prevenir el crecimiento de
bacteria, debe limpiar todos los aparatos que ha usado para el lavado nasal.
Para limpiar la perilla (gotero,
botella o spray)
Después de cada
uso (que puede ser varias veces al día) llene la perilla con agua
caliente, agítela, y vacíela completamente. No permita que la perilla
permanezca en el agua.
Colóquela en un vaso limpio de manera que quede
suspendida con la punta hacia abajo para que el agua se vacíe completamente.
Además de enjuagarla después
de cada uso, límpiela a diario con alcohol del (70% isopropyl)
Llene la perilla con alcohol y agítela bien para que se limpie,
vacíela y colóquela de nuevo con la punta hacia abajo suspendida en un
vaso limpio para que se vacíe completamente.
CONCLUSIÓN
Los pacientes con reflujo que sufren trastornos respiratorios necesitan terapia respiratoria continua que alivie los síntomas clínicos como la tos y la fatiga.
Las sesiones de TR deben garantizar la expulsión de todas las secreciones para que no originen complicaciones como neumonías por aspiración.
Lic.MD. David Pacheco Beltran. TR
TERAPEUTA RESPIRATORIO
SERVITERRES
Nº REG. 1013-12-1185539
Nº REG.COL.3223
P.F. N° MSP-2016-Z05-0003316
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